sexta-feira, 26 de setembro de 2014

Nuevo corazón













Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros Mi Espíritu, y haré que andéis en Mis estatutos, y guardéis Mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26-27
¿Por qué Dios dice que dará un nuevo corazón?
Es muy simple de entender, el corazón de la naturaleza humana es perverso, o mejor, desesperadamente perverso. Es desesperado por la perversidad.

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?Jeremías 17:9
La persona puede incluso ser caritativa y buenísima, pero eso no la hace alguien libre del corazón perverso. Quizá sea por eso que muchos no concuerdan con este mensaje. Para una persona que tiene esas cualidades, es difícil entender que también trae un corazón perverso.
Piense, si el corazón fuese perfecto, si en él no hubiese ningún problema, no habría necesidad de que Dios dijera:

Os daré corazón nuevo.

Claro que este corazón perverso no impide que la persona vea y reciba un milagro o una bendición.
Por ejemplo, en el caso del ciego de Jericó, ¿su corazón era perverso o no?
Y el corazón de la mujer hemorrágica ¿era perverso o no?
El corazón de los diez leprosos, ¿era perverso o no? ¡Sin embargo, no dejaron de ser curados!
Y el corazón de la viuda que dio dos monedas, ¿era perverso o no? ¡No por eso dejó de prosperar!
Aquel centurión que pidió por su siervo, ¿acaso no tenía un corazón perverso? No por eso su siervo dejó de ser curado.

Ellos recibieron milagros porque manifestaron la fe. La condición para recibir un milagro no es tener un nuevo corazón, basta con manifestar la fe.
En muchos casos, usted puede incluso ver el milagro sucediendo, pero va a continuar siendo la misma persona, sujeta a las voces de ese corazón y, con certeza, va a continuar sufriendo.
Sin embargo, para entrar en el Reino de Dios, usted primero tiene que nacer de nuevo, incluso porque en el Reino de Dios no puede haber perversos. El diablo, que era perverso y estaba en el Reino de los Cielos, fue expulsado. Y no solo el diablo, ¡sino que Dios expulsó a todos los perversos!
Es imposible que Dios mantenga una comunión con quien es perverso. Dios acepta al perverso, pero solamente a quien desea dejar la perversidad, renunciar al corazón engañoso y morir para ese corazón.
Como nadie puede estar sin un corazón, entonces Dios da uno nuevo. Es un trasplante de corazón hecho no por manos humanas, sino por el Espíritu del Altísimo, el Dios Eterno.
La intención no es juzgar a nadie, la intención es ayudar, y solo se ayuda con la verdad.
Porque el día en el que la persona recibe el nuevo corazón, recibe con él un nuevo Espíritu y, naturalmente, una nueva vida.




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