Meditando en la grandeza de la Creación, me vino al pensamiento una pregunta especial que me intrigó:
¿Por qué el Eterno Todopoderoso creó tantos miles de millones o billones de estrellas si, en la práctica, la falta de las mismas no haría ninguna diferencia, supongo, en la Tierra?
El sol, por ejemplo, es indispensable para la vida terrena. Ilumina y genera energía que sustenta el planeta Tierra; la Luna también. No solo ilumina la noche, sino que también forma parte del equilibrio de la Tierra.
Pero, ¿y la infinidad de estrellas esparcidas por todo el Universo? ¿Cuál es su provecho para la humanidad?
Entonces me vino la respuesta: La plenitud de la Grandeza infinita del Creador hizo todo eso magnífico, exuberante, indescriptible para que la criatura humana vea, note y reconozca cuán Grande es el Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Israel.
A causa de eso el rey David declaró:
Los cielos cuentan la Gloria de Dios, y el firmamento anuncia la Obra de Sus manos. Salmo 19:1
Si no Lo reconocemos por medio de Sus Obras magníficas invisibles, entonces las mismas testificarán contra nosotros en el Juicio Final. Sin embargo, ¡nadie, pero realmente nadie, podrá disculparse diciendo que no sabía de la Existencia del Altísimo!
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